Había
una vez, en un piso de diez plantas, vivía una niña a la que todo
el mundo le llamaba la lista, ya que era la más lista de el pueblo.
Su verdadero nombre el Blanca Nieves Asecas. Tenía siete hermanos.
Los siete nacieron a la vez, se podría decir. Eran más pequeños
que Blanca. A ellos los llamaban los siete tontos, porque eran los
más tontos del pueblo.
La
lista y los siete tontos viven en un pueblo de Asturias, no sé sabe
el nombre exactamente, así que no lo diré.
Se
dirigían a la escuela, Blanca al instituto y sus hermanos al colegio
de primaria. Blanca estaba en segundo de E.S.O. Sus hermanos estaban
en cuarto de primaria.
Cuando
salieron del colegio, los siete tontos se fueron a sus clases de
informática. Blanca tenía que ir a su casa a hacer los deberes y a
prepararle la cena a sus hermanos.
Sus
padres sufrieron un accidente de tráfico por culpa de una explosión
de gas. Así que ahora su hermana tenía que prepararle a sus
hermanos todo lo que necesitaban. Hacía sus camas, les preparaba la
comida,...
Muchas
veces Blanca faltaba al instituto porque alguno de sus hermanos había
enfermado y lo tenía que llevar al médico.
Dentro
de una semana era el cumpleaños de Blanca y invitó a todos sus
amigos. Siempre que celebraba algún cumpleaños sus hermanos se lo
estropeaban. Tiraban cosas por el suelo, rompían sus regalos, se
comían toda la comida, etc. Pero este año iba a ser diferente,
había planeado una Gymkana para sus hermanos, así estarían
entretenidos mientras se lo pasaba genial con sus amigos.
Quedaba
un día para su cumpleaños y lo tenía todo planificado. Primero, se
comerían la pizza. Luego Blanca iría a la pastelería a por la
tarta que había encargado. Y después se la comerían. También
había organizado una fiesta de pijamas para sus mejores amigas, ya
que se iban a quedar a dormir. Después de todo eso irían a por sus
hermanos a el parque donde estaba escondida la última pista de la
Gymkana.
Era
la tarde de el cumpleaños. Todo salía como Blanca lo había
planeado. Sus hermanos estaban en la Gymkana, sus amigas se lo
estaban pasando genial,...
Todo
estaba saliendo como Blanca había planeado excepto por una cosa.
Había una señora en la puerta del piso de la casa de Blanca, y no
paraba de llamar al timbre. Era una señora mayor de unos cincuenta o
sesenta años y llevaba en la mano un paquete que decía:
“Felicidades mi niña”. Blanca abrió la puerta y la dejó pasar.
Le dio en regalo, en su interior había una manzana de caramelo. La
cogió y le pegó un mordisco y calló seguidamente al suelo. Sus
amigas se fueron asustadas a sus casa y la mujer se fue riéndose.
Al
cabo de dos horas volvieron sus hermanos a casa y la vieron tendida
en el suelo. Fueron corriendo a buscar ayuda a través del móvil de
Blanca. Mientras esperaban la tumbaron en su cama y le pusieron
flores al rededor. A la media hora vino y joven muy apuesto muy amigo
de Blanca. Sujetó su cabeza y le dio un beso. Perdió las esperanzas
y de repente Blanca despertó y abrazó a aquel joven. La cogió en
brazos y la llevó al coche del padre del joven para llevar a Blanca
al hospital.
FIN